La calefacción por infrarrojos se considera muy eficiente, ya que sólo se calienta una zona en particular en lugar de toda la habitación. A diferencia de los calefactores de convección, la calefacción por infrarrojos no calienta el aire, pero su calidez se transmite agradablemente como el sol a las personas que están en su camino. El infrarrojo produce calor inmediato y, consecuentemente, consume menos energía. Es la mejor manera de calentar grandes edificios, como iglesias, hangares de aviones y estaciones de tren, ya que no se necesita tiempo de precalentamiento y el calor no sube hasta el techo.